El reconocimiento de acciones delictivas de parte de la empresa brasileña Odebrecht ante la justicia estadounidense desató una reacción en cadena de investigación en otros países. Tras las rejas ya hay funcionarios implicados en estos escándalos de corrupción en Brasil, Perú y Colombia. En este último país el exsenador Otto Bula fue capturado hace poco acusado de haber recibido unos 4 millones de dólares en soborno; no obstante, él niega los cargos. Quien sí aceptó los mismos fue su paisano Gabriel García Morales exministro del transporte de Colombia en los años cuando Álvaro Uribe era presidente. Morales aceptó ante la fiscalía que había recibido 6.5 millones de dólares y enfrenta cargos por cohecho, interés indebido en la concesión de contratos y enriquecimiento ilícito en la adjudicación del contrato del segundo tramo para la construcción de 500 kilómetros de carretera del proyecto Ruta del Sol.
En Perú fue capturado el pasado 22 de enero Edwin Luyo exsecretario del comité de licitación para la línea uno del metro de Lima, Perú. Odebrecht pagó unos 8 millones de dólares en coima para este proyecto, y al menos medio millón fue a parar a cuentas bancarias que Edwin Luyo tenía en sociedades offshore.
En Argentina 77 arrepentidos confesaron haber recibido dinero, producto del soborno, tras llevarse a cabo la operación La Javato “Auto Lavado”, operación que reveló las coimas que pagó Odebrecht a funcionarios de la empresa estatal energética Petrobras.
En Estados Unidos, el Departamento de Justicia ahondó las investigaciones al darse cuenta que esta trama de corrupción usó el sistema bancario norteamericano a través de unidades de negocio ocultas, pero totalmente operacionales para conformar un Departamento de Soborno. De esta manera, se logró blanquear unos 788 millones de dólares que fueron a parar en cuentas de funcionarios corruptos en dos países de África: Angola y Mozambique, y en diez países de América Latina: México, Guatemala, República Dominicana, Colombia, Perú, Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, y aun aquí mismo en Panamá. En los Estados Unidos la empresa Odebrecht tuvo que pagar una multa de 3,500 millones de dólares.
Al analizar una noticia como esta, vienen a nuestra mente dos ideas: primero, el alto grado de corrupción de los hombres en estos últimos días, donde la maldad se ha multiplicado, tal como lo predijo nuestro Señor Jesucristo para poco antes de su segunda venida (Mateo 24:12); una corrupción en que los hombres no miden las consecuencias de sus malas decisiones. El segundo pensamiento es que todos aquellos que incurren en actos de corrupción, sea cual fuere, no piensan que algún día tendrán que rendir cuentas. Amigo lector, este es un universo creado por un Dios santo con leyes morales, y si rompemos esas leyes, por causa de la ley causa-efecto, inevitablemente habrá una consecuencia.
La Biblia es clara cuando nos advierte en Gálatas 6:7 diciendo: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Esto de segará en parte se cumple ahora, pero sobre todo se cumplirá a futuro en relación con aquel que está preparado para juzgara los vivos y a los muertos, esto es, el Señor Jesucristo en su manifestación en su reino.
Mire lo que sucederá después de que el Señor venga a buscarnos en el rapto de la iglesia, después de lo cual habrá siete años de tribulación y juicio sobre los impíos, luego de los cuales se establecerá el gobierno de mil años de Jesucristo sobre la tierra, entonces ocurrirá la segunda resurrección de todos los perdidos incrédulos al evangelio. En Apocalipsis 20:11-12 vemos que el apóstol Juan dice: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida;...”.
Cuando Juan dice aquí “los libros fueron abiertos”, se refiere a un registro que hay en el cielo, donde aparecerá como una pantalla todos los actos malos que se hicieron de cada ser humano, cada mala palabra que se habló, y aun los malos pensamientos; todo aparecerá de manera visible y audible. ¿Por qué? Porque Dios es justo, y en este justo juicio final todos los pecadores perdidos se darán cuenta de que serán merecedores del castigo eterno que recibirán de manera justa por sus malas obras. Este juicio ante el gran trono blanco determinará los grados de castigo, unos más y otros menos de acuerdo a sus obras malas. Ningún acto de corrupción quedará impune. Los verdaderos creyentes en Cristo estarán exentos de este juicio, porque Jesús en la cruz al llevar nuestros pecados, ya sufrió nuestro castigo. Allí donde estás levanta tus manos y di: “Señor Jesús, gracias por limpiarme de todos mis pecados con tu sangre preciosa que derramaste en la cruz; gracias por salvar mi alma para el cielo y por escribir mi nombre en tu libro de la vida, oh Cordero de Dios, precioso mi Jesús, amén”.
En Apocalipsis 20:15 leemos: “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Ciertamente mis amables lectores las decisiones tienen consecuencias para bien o para mal ahora y en la eternidad. La vida presenta lecciones objetivas y ejemplares, pero el hombre no aprende. En Brasil, el extesorero del partido de los trabajadores Delúbio Soares, que lleva seis años en prisión, le añadieron cinco años más de condena por su vínculo en los sobornos de Petrobras.
Por su parte, el presidente de Brasil, Michel Temer, vio su integridad manchada hace poco cuando toda la prensa lo cuestionó luego de que Marcelo Odebrecht, presidente de la empresa que lleva su nombre y que está preso, acusó al presidente brasileño de recibir plata de Odebrecht de manera ilegal cuando fue candidato a la presidencia. Y como si esto fuera poco, el gobierno del Perú giró instrucciones para que la Interpol capture al expresidente Alejandro Toledo por aceptar soborno de Odebrecht. El padre de Toledo dijo: “Estoy decepcionado, no puedo creer que mi hijo haya hecho eso”.
Es increíble ver cómo los hombres pueden aceptar dinero corrupto menospreciando el valor de la integridad y afectando la buena reputación que tenían. No en vano dice la Biblia en Proverbios 22:1 “De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, Y la buena fama más que la plata y el oro.” Además, en Proverbios 23:23 leemos “Compra la verdad, y no la vendas;...”. Mi amigo, mi amiga, no vendas tu dignidad por dinero. Valora lo que tienes. La vida tiene ejemplos de personas que tuvieron una mala valoración y que por una mala decisión perdieron algo de mucho valor y que nunca pudieron recuperar después.
Veamos tres ejemplos: primero, tenemos a Esaú, ¿se acuerda?, quien no valoró su primogenitura, y por un plato de lentejas la vendió a su hermano Jacob. La Biblia advierte en Hebreos 12:16-17 diciendo “no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas”.
En segundo lugar, tenemos el triste caso de Judas Iscariote quien por 30 piezas de plata, traicionó al Señor para que le crucificaran. Mateo 27:3-5 nos dice que Judas al ver que Jesús iba a ser condenado, arrepentido devolvió las piezas de plata diciendo: “Yo he pecado entregando sangre inocente”, a lo que los líderes religiosos del templo le respondieron: “¿Qué nos importa a nosotros? !Allá tú!”, entonces salió y se ahorcó. Se arrepintió ante los hombres, pero no pudo arrepentirse ante Dios. Judas es un ejemplo de que es posible escuchar mucho de Cristo, escuchar del evangelio y aun así perderse eternamente por no tomar la decisión de aceptar al Señor. Oramos que este no sea su caso querido lector. Mucha gente por la codicia del dinero ha vendido su alma al mismo diablo.
En tercer lugar tenemos el caso de los soldados romanos, que por dinero, vendieron la verdad de que Cristo había resucitado. La Biblia enseña que en la mañana del tercer día un ángel del cielo descendió y removió la piedra de la tumba y se sentó sobre ella, y los guardas al verlo quedaron en shock. ¿Y qué pasó cuando fueron a las autoridades religiosas de Jerusalén? En Mateo 28:11-15 leemos que los sacerdotes y demás les dieron dinero, en otras palabras, los sobornaron con plata, para que dijeran que el cuerpo de Jesús había sido hurtado. Y ellos fueron y divulgaron esta mentira que ha hecho que los judíos hasta el día de hoy no crean que Jesús es el Mesías Cristo crucificado que vive porque ha resucitado. Este soborno fue más grave que el del caso de Odebrecht porque fue un dinero usado para divulgar una mentira satánica que ha mandado a tanta gente al infierno.
Mis carísimos amigos, no nos cabe la menor duda de quién está detrás de estos escándalos de corrupción que son noticia diaria hoy día. La Biblia nos dice en Lucas 4:6-7 que cuando Jesús fue tentado en el desierto, el diablo le llevó a un monte alto y le mostró todos los reinos de este mundo y la gloria de ellos y le dijo: “... A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos”. Por supuesto que Jesús rechazó esta tentación diciendo en Lucas 4:8: “...Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”. El punto que quiero enfatizar aquí es que la tentación que Jesús rechazó ayer, hoy hay muchos que la aceptan y hasta han hecho pacto con el diablo para conseguir riquezas, fama y fortuna en el mundo del espectáculo, en el mundo de los negocios, en el mundo de la política, entre otros.
Satanás es el verdadero poder detrás de todos estos escándalos de corrupción, pues todo es un engaño con una prosperidad que después termina en ruina. Las riquezas realmente duraderas provienen del Cristo de la gloria quien suple todo lo que necesitamos en esta vida y cuando venga, nos llevará a una inmensa ciudad celestial donde todos sus edificios y calles serán de oro puro.
Oh, cuán glorioso es el futuro eterno de todos aquellos que creen en Jesús, que de corazón le aman y esperan su venida, y cuán triste en cambio, será el futuro de aquellos que solo piensan en riquezas terrenales y pasajeras. La inmensa mayoría no sabe que el escenario ya está listo para el más grande soborno de la historia en el cual el engañoso y diabólico anticristo, que pronto emergerá en el escenario del mundo, ofrecerá dinero a cambio de que la humanidad reciba su marca. Hablando del falso profeta que lo acompañará, Apocalipsis 13:16-18nos dice: “Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”.
Este será el número fatal y la marca fatal que deberá estar en la mano derecha o en la frente de toda persona que quiera trabajar, vender algo o comprar algo en el nuevo sistema económico mundial que se aproxima. Se sabe que hay empresas en Estados Unidos, clubes nocturnos en España y en el mismo estado Vaticano que por motivos de seguridad se exige a los que quieran entrar tener un chip implantado bajo la piel en la mano derecha, oiga, que al pasarla por un escáner abre la puerta para que la gente pueda pasar.
Bueno, esto es solo preludio de lo que va a suceder después que Cristo venga y nos lleve. Millones de incrédulos al evangelio hoy, para evitar morirse de hambre y poder comprar comida y trabajar, recibirán la marca de la bestia que podrá ser un chip bajo el dedo, o una marca con luz ultravioleta impresa en la mano derecha con el código 666, seguido con el número de identificación personal, que al ingresar a una base de datos permitirá hacer cualquier transacción ya sea para comprar o vender. Apocalipsis capítulo 14:9 advierte que quienes reciban dicha marca o adoren a la bestia, serán atormentados con fuego y azufre eternamente como juicio por haber rechazado hoy a Jesucristo el Cordero que dio su vida en la cruz para salvarnos.
Internet significa red internacional informática la cual domina el mundo entero hoy y será casi imposible escapar a esta red cuando se introduzca en el sistema la marca de la bestia. ¡Qué paradoja!, estamos bendecidos por la tecnología, y a la vez esa misma tecnología nos atrapa en una red, que después va a incorporar el fatal 666 para la perdición de millones.
Pero usted amable lector no tiene por qué estar entre los que se quedarán aquí para quedar atrapado en la red del 666. Lo único que usted tiene que hacer es estar listo para cuando Cristo venga a llevar a su iglesia; y para estar listo tú debes primero sembrar para el Espíritu, es decir, para el Espíritu de Dios. Eso te va a librar de la corrupción ahora y por la eternidad. Presta atención a lo que la Biblia nos dice en Gálatas 6:8: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.
En primer lugar dice aquí: “el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción”. Pregunta, ¿cómo se siembra para la carne? Respuesta: sembrando una semilla, es decir la semilla de acciones que alimentan la naturaleza pecaminosa interna que heredamos de Adán; acciones que nacen en el corazón como bien lo enseñó Jesús en Mateo 15:19 donde leemos que dijo: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”. Y a esta lista agregaríamos relaciones homosexuales, la mentira, las palabras obscenas, el alcoholismo, la drogadicción, dinero mal habido, etc. Todas estas son semillas que alimentan la carne y la cosecha inevitable es corrupción, más degradación y depravación de su persona y la cosecha final en la eternidad será una corrupción peor todavía, pues usted irá a un lugar donde el gusano de la corrupción no muere y donde el fuego nunca se apaga, como Jesús lo enseñó en Marcos 9:44: “donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”.
Pero usted evitará esto mi amigo si hace lo que añade Gálatas 6:8: “...mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. Esto lo entendemos al ver1 de Pedro 1:23 donde leemos: “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”. Usted sembrará para el Espíritu cuando permita que la semilla de la Palabra de Dios sea sembrada en su corazón con fe en la obra que Cristo hizo por usted en la cruz del Calvario, entonces en el instante que usted cree y reciba a Jesús en su corazón como su Salvador personal y Señor, en ese mismo momento el Espíritu Santo le hará cosechar la vida eterna y de allí en adelante usted sabrá lo que es sentir la dulce presencia de Dios en su corazón, la seguridad de su salvación, y de que algún día vivirá con Cristo en el cielo, por los siglos de los siglos.
Oh mi amigo, sea victorioso sobre la corrupción; siembre para el Espíritu; recibe la Palabra de Cristo y vive para Cristo y espéralo, porque en cualquier momento Él vendrá por su iglesia. Oh, Cristo pronto viene. Lucas 12:40 exhorta: “Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”.