¿Cuántas personas circulan cada día en los aeropuertos del mundo? Literalmente millones, que abordan aviones y llegan a su destino. Esto es una rutina diaria que no es gran noticia. Pero cuando un avión despega de la pista y no llegó a su destino, porque cayó en el mar o en tierra, eso sí ya es noticia, como sucedió con el accidentado avión de aerolíneas Lamia de matrícula boliviana.
El mismo partió del Aeropuerto Internacional de Viru Viru en Santa Cruz, Bolivia, con destino a Medellín, pero nunca logró aterrizar allí. La aeronave cayó a unas 8 millas del Aeropuerto de Río Negro con 77 personas a bordo, seis de las cuales lograron sobrevivir el impacto. El resto, 71 personas entre pilotos, tripulantes y pasajeros murieron. Entre las víctimas estaban los jugadores brasileños futbolistas del equipo Chapecoense que iban a disputar el final de la Copa Suramérica con el equipo Atlético Nacional de Colombia.
Este fatídico hecho ocurrió a las 22 horas, diez de la noche del lunes 28 de noviembre, en la localidad de la Unión, Departamento de Antioquia y fue conmovedor escuchar a un piloto de un avión cercano de Avianca que logró captar la radiofrecuencia mediante la cual la controladora del aeropuerto, desde la torre, trataba de orientar al angustiado piloto del avión en emergencia.
Fue dramático escuchar lo que la controladora Yaneth Medina hablaba con el piloto desesperado ante una inminente caída. Quizás lo más conmovedor de todo esto fueron dos cosas: 1) un mensaje de WhatsApp que el piloto Miguel Quiroga le mandó a su madre diciendo: “mamá, estoy saliendo del aeropuerto de Viru Viru; cuando llegue te veré en casa”; y 2) la conversa alegre de los futbolistas hablando en portugués, y que uno de ellos grabó mientras estaban en pleno vuelo, sin saber que horas después ocurriría la tragedia.
Esta trágica noticia, que sin duda nos conmovió a todos, merece un análisis con por lo menos tres reflexiones bíblicas y proféticas. En la oración modelo, Cristo Jesús, Nuestro Señor, nos enseñó a orar diciendo: “Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga tu reino, hágase tu voluntad, así como en el cielo, en la tierra… hágase tu voluntad, así como en el cielo...”.
En aquella primera Navidad, cuando nació Jesús, los ángeles que aparecieron a los pastores alabaron a Dios diciendo: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2:14). “Buena voluntad para con los hombres” buena voluntad para con los hombres”.
Esta es la reflexión número uno: Dios anhela la paz y el bienestar del hombre. Esa es su voluntad: nuestro bienestar. El problema es que el hombre, muy a menudo, comete imprudencias contra esa voluntad. Este accidente del avión boliviano se hubiera evitado si su piloto Miguel Quiroga no hubiera cometido dos imprudencias: primero, para poder llegar a su destino en Medellín el avión se debió haber abastecido de combustible en uno de dos aeropuertos, ya sea en el de Cobija o en el de Bogotá. En segundo lugar, ya casi llegando a Medellín, el piloto no dio a la controladora la clave de emergencia Mayday; de haberlo hecho, al avión se le hubiera dado prioridad de aterrizaje y no lo hubieron dejado dar vueltas y vueltas, cosa que le agotó el poco combustible que quedaba.
Aparentemente estas imprudencias al final condujeron al accidente. Esta humanidad está afectada por malas decisiones, imprudencia en las decisiones; y la más grave de todas, ocurrió en el jardín de Edén. Nuestros primeros padres, Adán y Eva, oyendo la voz mentirosa de la serpiente, el diablo, desobedecieron a Dios comiendo del fruto prohibido. Y tras pecar, fueron expulsados del huerto, de ese primer paraíso, y quedaron expuestos a un sinnúmero de males, de enfermedades, malestares, accidentes y finalmente la muerte.
Todas las penurias de esta vida son el resultado de la maldición que el pecado trajo sobre este mundo. Nada es perfecto. El mejor automóvil se daña; la más avanzada computadora se tranca; el más sofisticado avión se accidenta y cae a tierra por diversas causas. Nada es perfecto por causa del pecado. Oh, pero alabado sea Dios, pues esta realidad terminará cuando el Cristo de la gloria regrese para reinar sobre todo este planeta tierra desde su trono en Jerusalén, como Rey de reyes y Señor de señores.
Mire lo que dice el libro de Zacarías 14:16 y que acontecerá durante los mil años en que Cristo reinará aquí. Allí leemos: “Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.”
Imagínese, durante mil años, cada año, millones de seres humanos viajarán desde todas las naciones hacia Jerusalén para adorar al Rey Jehová de los ejércitos, a Jesús de Nazaret, y esto solo será posible a través de embarcaciones en el mar, por un lado, y a travésde miles de aviones en todo el mundo. Durante la hecatombe nuclear en los juicios de la gran tribulación y el gran terremoto mundial final, según se describe en el libro de Apocalipsis, todas las terminales áreas y aviones que existen hoy día serán destruidos; pero en el Milenio, bajo el gobierno perfecto de Jesucristo, y en una tierra con la maldición del pecado quitada, se construirán los aeropuertos más grandes y los aviones más sofisticados con tecnología del cielo, y todo funcionará a la perfección y no habrá ni un solo accidente, por mil años, porque el Cristo perfecto estará aquí gobernando. ¡Y ese día pronto llegará, luego del rapto y de la tribulación; y nuestra alma lo anhela diciendo: “Oh, Señor, venga tu reino para que no haya más accidentes, ni más llanto, ni más muerte; oh, ven Señor Jesús”.
Hasta que ese día glorioso llegue, lamentablemente los accidentes continuarán; sin embargo, a pesar de esta cruda realidad, hay esperanza, y esta es nuestra segunda reflexión: hay esperanza. De los seis sobrevivientes del accidentado avión boliviano, tres eran creyentes. Dos de los futbolistas, así como la azafata, eran cristianos evangélicos. Y hoy día están vivos milagrosamente. Sin duda, la mano de Cristo estuvo sobre ellospara vivir. El apóstol Pablo dijo en Filipenses 1:21”…para mí el vivir es Cristo…”, pero añadió además: “…el morir es ganancia”. Y entre los que murieron, el copiloto que era parte de la tripulación, al parecer también era cristiano.
Mire lo que él escribió en su Facebook los días 4, 5 y 3 de octubre. En ellos dijo:
¡Buenos días!
¿Pensaste en el cielo? La Biblia habla de una estrecha puerta para llegar. No es la religión, la moral ni las buenas obras. Es Jesús, quien pone sus condiciones que deben cumplirse. ¿Estás listo? Bendiciones.
¡Buenos días!
Sin Cristo, todos andamos atados, esclavizados por el mal. Andamos “encorvados” por algo. Jesús quiere liberarte de aquello que te ata y encorva. Acércate al Señor, ora con fe, obedécelo, y serás libre.
¡Buen inicio de semana!
Dios espera frutos en ti: transformación, madurez, la vida de Cristo manifestada. Frutos producidos por el Espíritu de Dios, pero que tú debes desear y pedir, de los que eres responsable. Pídelos hoy.
Mis amados, la Biblia dice en 1 Corintios 12:3que “nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo”. Lea lo que este copiloto, Gustavo Encina, subió al Facebook el lunes 28 de noviembre, el mismo día del accidente y que él sin ser conscientedijo proféticamente en el Espíritu Santo de Dios:
“¡Buen día! ¿Hacia dónde miras en tu vida? ¿Atrás a adelante? Que el Señor te dé la gracia de soltar las cosas, aun aquellas que consideras preciosas en esta vida, y terminar mirar hacia adelante, donde está Cristo esperándote, para un encuentro glorioso que te abrirá las puertas de la eternidad”.
Estas últimas palabras de Gustavo Encina en el Facebook, se difundieron por todas las redes sociales lo cual creemos que fue como un mensaje de Dios, no solo anticipando el accidente, sino llamando la atención a todos los que lo leyeron que debemos prepararnos para el inevitable viaje hacia la eternidad.
Si por su fe en Cristo este copiloto era salvo, entonces él ya está con Cristo, pues el apóstol Pablo declaró en Filipenses 1:23 “…teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”. Oh, qué bueno es saber, que al morir, al instante somos escoltados por ángeles de Dios en un viaje que nos llevará a la misma presencia del Señor en el tercer cielo. Esto lo aprendemos de la historia verídica que Jesús relató en Lucas capítulo 16 acerca del rico y Lázaro. Si antes del rapto alguno de nosotrosmuriese, iremos ya no al seno de Abraham, sino al mismo cielo donde está Cristo, y en este viaje no iremos solos. Por eso es que en Salmos 23:4 David dijo: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo…”.
Para el creyente que muere en Cristo viajar al cielo es como pasar primero por un valle, no de muerte, sino de sombra de muerte. Una sombra no hace daño, por eso no tememos mal alguno si tuviéramos que morir. Al resucitar Cristo venció la muerte, le quitó a la muerte su aguijón y le arrebató al sepulcro su victoria. Además, Cristo aseguró en Apocalipsis 2:11 que todo aquel que venciere, mediante la fe en su nombre, no sufrirá daño de la segunda muerte que es el lago de fuego. “Padre Santo, gracias porque en esta breve vida tus santos ángeles nos acompañan y ayudan cada día, y al partir de aquí, nos guían a tu misma presencia”.
Oh cuán bienaventurado es vivir con Cristo y morir con Cristo, pero cuán trágico es vivir sin Cristo, y morir sin Cristo. El rico incrédulo de la historia relatada por Jesús allá en Lucas 16 cuando murió, no fue escoltado por ningún ángel de Dios, sino que tuvo que viajar solo al mismo Hades, o infierno caliente que está en el centro de la tierra. Qué triste es la suerte de aquellos que hoy día mueren sin el Señor. Todo aquel que muere sin Cristo, tiene que pasar por las puertas del infierno donde seguramente hay criaturas horribles; horripilantes demonios que dan la recepción a toda alma perdida que por rechazar a Cristo tiene que entrar a ese espantoso lugar de tormento eterno. Por eso es sumamente importante mi amigo que usted se arrepienta y crea en el Señor Jesucristo, y lo reciba de manera urgente, si aún no lo ha hecho, como su único y suficiente Salvador personal mediante una entrega total de su vida a él.
En Ezequiel 33:11 leemos: “…dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva”. Mi amigo, Cristo pronto viene y él quiere que tú vivas con él para siempre en el cielo. Él te amó tanto que sufrió esa horrible muerte, muerte de cruz, con dolores terribles al llevar el terrible castigo por nuestros pecados; dolores que van más allá de nuestra comprensióny en total desamparo del Padre y con un amor eterno que va más allá de nuestra comprensión, pues ni lo merecíamos. Oh, el Cristo clavado, oiga esto, sufrió un tormento equivalente al mismo infierno; la única razón por la cual Jesús no se bajó de la cruz y soportó todo eso fue por amor a ti para salvar tu alma de la condenación eterna.
La pregunta es: ¿lo aceptarás o lo rechazarás? A decir verdad, yo no pensaba predicar sobre esto hoy, pero el Espíritu me impresionó diciendo: “muchos de los que te leen y simpatizan con el mensaje queoyen, todavía no se han decidido por Cristo; y si mueren, van a perderse”. Mi amigo, si esta es su condición, entonces la tercera reflexión es que debes tomar una decisión ahora en esta tierra, porque el cielo eterno es real, el infierno eterno también es real, y el viaje a la eternidad después que uno abandona el cuerpo, también es real y tienes que prepararte. El accidentado avión de Bolivia fue como un mensaje del cielo recordándonos que debemos estar preparados ya sea para la muerte o para el retornode Cristo en cualquier momento.
En el libro del profeta Amós Dios hizo un urgente llamado a su pueblo Israel y que se aplica a nosotros también, a todo aquel que está indeciso y que aún no se ha arrepentido ni convertido al glorioso evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. En Amós 4:12 leemos: “…prepárate para venir al encuentro de tu Dios,…”. En Juan 3:16la Biblia nos dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Amigo, por qué allí dónde estás, si puedes, no inclinas tu cabeza y repites con fe esta sencilla oración, di: “Señor Jesús, ahora mismo termino con mi indecisión, y decido por tu Espíritu que me toca arrepentirme de mis pecados y rendirte todo mi corazón. Lávame y límpiame de todas mis maldades con tu sangre preciosa ahora. Salva mi alma ahora y entra a mi corazón ahora que te acepto como mi único y suficiente Salvador personal y Señor. Ayúdame a vivir para tihasta el último día de mi vida o hasta que vengas por mí en el rapto de la iglesia.”
Amigo confiamos usted hizo esta oración de todo corazón. Ahora que usted tomó esta importante decisión por Cristo, ¡le felicitamos! Ore, todos los días; converse con Dios. Lea la Biblia. Comience con el Evangelio de Juan. Congréguese en una buena iglesia cristiana donde se predice el Verdadero Evangelio de la Gracia, y en donde la Palabra de Dios sea la suprema autoridad, y solo Cristo sea adorado, junto con el Padre y el Espíritu Santo. Bautícese en la aguas conforme al mandamiento del Señor (Marcos 16:16).
Testifique y cuente a otros lo que el Señor Jesús hizo con usted salvando su alma y cambiando su vida. Sírvale con alegría, viviendo en santidady apartado de todo pecado y mundanalidad; y viva con la expectativa diaria de Su Venida para arrebatar a su iglesia y llevarnos de aquí hacia las nubes para estar con Él para siempre en cualquier momento. Lucas 12:40 exhorta diciendo: “Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.”