Nuestra boda
Diana y yo hemos cumplido 36 años de matrimonio y damos gracias a Dios por ello, pues han sido años llenos de retos, satisfacciones y amor sin límites. Por eso, ahora deseamos compartirles algunas de nuestras experiencias a través de esta entrevista.
¿Cuál sería el lema de su matrimonio?
Rogelio: “Jesús es el centro”. Desde nuestra juventud ambos dispusimos en nuestro corazón hacer de Jesús el centro de nuestras vidas. Por lo que en estos 36 años nuestro principio inquebrantable ha sido tenerle a Él como el fundamento de nuestra relación. Como dice el Salmos 18: 6: “A Jehová he puesto siempre delante de mí…”.
¿Cómo empezó su historia de amor?
Diana: Todo surgió cuando yo le dije a Jesús en mi corazón: “Señor, yo quiero que tú ocupes el centro de mi vida; yo no quiero decidir quién va a ser mi pareja, sino que tú seas el que la elijas”.
¿Y luego?
Rogelio: Mi encuentro con Diana fue programado y guiado por la providencia de Dios. Un domingo, luego de salir de la iglesia, arribé a un autobús. Allí no me esperaba ver al fondo a una ex compañera de la secundaria…era Diana. Teníamos cuatro años sin vernos. De ahí en adelante se renovó la amistad.
Diana: En nuestra amistad todo giraba en torno a la persona de Jesús. Como yo estaba recién convertida y ya él tenía más tiempo en el caminar con Dios y conocía más de la Palabra, siempre interactuaba conmigo aclarándome conceptos que yo no entendía. Ese conocer del Señor fue tan rico y hermoso, que Jesús se hacía muy deseable para mí.
Pasado un tiempo, descubrí que tenía un sentir hacia Rogelio, ya no de amiga, sino de mujer; e inmediatamente, fui a los pies del Señor y le dije: “Padre, si esto es tuyo, confírmalo, y si no, quítalo”.
Rogelio: Por mi parte, el Espíritu Santo había estado hablando a mi corazón para que lleváramos nuestra relación a otro nivel. Y guiado por Él, a los pocos días le manifesté a ella lo que Dios me había hecho sentir y le pregunté si sentía lo mismo, respondiéndome ella que sí. Allí me di cuenta de que Dios había trabajado por las dos vías, confirmando así que esa era la mujer que Él había escogido para que fuera mi compañera el resto de mi vida.
¿Cómo han sido estos 36 años de matrimonio?
Diana: No ha sido una relación perfecta; sin embargo, lo más importante es que existe ese amor por Jesús, quien ha unido a dos vidas totalmente diferentes. No somos la pareja ideal la una para la otra; somos polos opuestos, tenemos visiones diferentes; pero el Señor ha sido y es el factor que nos lleva a la unidad, porque Él es la cabeza que dirige esta relación. Sin Jesús, pieza central, jamás hubiera sido posible que esto funcionara.
CONSEJOS
¿Alguna mentira sobre el matrimonio?
Diana: “El matrimonio brinda felicidad plena.” Eso no es cierto. No llegues al matrimonio creyendo esto, pues el matrimonio no te va a dar la felicidad plena; al contario, muchas veces experimentarás tristeza, dolor, insatisfacción y a veces un gran vacío, porque la otra persona tiene sus carencias y necesidades que a veces ni uno mismo se las puede llenar y viceversa.
Eso me ha llevado a la conclusión de que el único que puede llenar nuestras vidas al 100% es Jesús, y que tenemos que disfrutar a la persona que tenemos a nuestro lado, con sus carencias, pero esforzándonos en la gracia de Dios para crecer en el conocimiento del Señor, preparándonos para toda buena obra para ser de bendición a la otra parte. Y eso sí trae gozo; sí trae satisfacción; sí llena el saber que es la vida de Jesús manifestándose a través de uno en el poder del Espíritu Santo. Como dice la Biblia “el amor cubre multitudes de faltas”; pero no es el amor de uno como persona, sino el amor de Dios que sobrepasa todo entendimiento y que ha sido derramado en nuestros corazones el que cubre multitud de faltas.
¿Cuál es la clave de un matrimonio duradero?
Rogelio: Buscar primero a Dios; tener tiempo con Él para que no le des lugar ni a la carne ni al diablo. Cuando la primera interacción del día la tienes en Su presencia, la dulzura de Jesús endulza tu carácter para que seas lo más adecuado en tu hablar y actuar. En mi caso, la presencia de Dios ha sido clave para poder vencer mi natural pecaminosidad y tendencia al hablar golpeado. Y es que cuando Jesús llena el corazón, las palabras cambian.
¿Algún consejo a los esposos?
Rogelio: Aprende a oír a tu esposa y aprende a hacer lo que a ella la hace feliz.
De igual forma, aunque en tu corazón la ames, dile siempre “te amo”, porque la mujer no solo necesita saber que uno la ama, sino también oírlo de parte del esposo; eso reafirma la seguridad en los sentimientos. Y por último, sorpréndela con algo que ella no se espera, por ejemplo, una salida, un paseo, una caja de bombones, unas flores, algo que a ella le guste; en fin, la creatividad es la clave para no caer en la monotonía.
DESTACADO
“Gracias, oh Señor, por bendecirnos durante todos estos 36 años de vida matrimonial, y por darnos siempre la victoria por tu gracia. Jesús, te amamos por redimirnos; y esperando verte pronto te decimos: Ven. Sí, ven Señor Jesús. Amén.”