EL HURACÁN MARÍA, PUERTO RICO Y LA VISITACIÓN DE DIOS CON SALVACIÓN Y CON JUICIO

Era el 2 de octubre del 2017 cuando todavía en Puerto Rico se hacían ingentes esfuerzos para recuperarse tras el paso del huracán María, el décimo más intenso en azotar la cuenca del Atlántico en el Caribe, y el primer huracán de categoría cinco en impactar la isla de Dominica en las Antillas Menores.   María, fue el segundo huracán más fuerte en azotar a Puerto Rico desde el año 1929, y en cuanto a sus vientos sostenidos máximos de 250 kilómetros por hora, fue el quinto en la lista de récords.  

     El gobernador de la isla Ricardo Roselló declaró: “...este fue un desastre mayor, que no quede la menor duda de ello.”   Jennifer González, comisionada de Puerto Rico ante el Congreso de los Estados Unidos, manifestó: “...nunca habíamos sufrido una devastación como esta.”   En un recorrido por helicóptero impresionada exclamó que la devastación era tal que ni se podían ver áreas verdes.

    Amables lectores, los daños en Puerto Rico por esta catástrofe natural no tienen precedentes.   Toda la red eléctrica fue prácticamente destruida, y tomará al menos dos años reconstruirla.   El 75% de las casas no tenían agua ni teléfono.   Había gasolina, pero no se podía distribuir por falta de electricidad.  Todos los bancos cerrados, y los centros de expendio de alimentos también cerrados.   

     Dorleen Sánchez acudió desesperada al Centro de Convenciones de San Juan, Puerto Rico, convertido en centro de comando, para pedir ayuda para su mamá encamada con un tanque de oxígeno, pues ya el oxígeno estaba por terminarse, y la pobre señora comenzaba a toser.

     Otra escena dramática captada por CNN en español, mostraba a un hombre desesperado en un alberque para refugiados, porque su madre diabética necesitaba medicamentos que no había; servicio médico que no había, pues los sistemas de salud colapsaron; agua que no había; comida que no había; y la anciana madre quejándose de dolor sin que se pudiera hacer nada.

     Mis carísimos amigos y hermanos, todo esto me conmovió el corazón y me hizo recordar el coro de la primera producción del cantante Marino donde él decía “Cristo vino, Cristo vino, y su pueblo se llevó; no hay remedio, no hay salida, es la gran tribulación...”   Por supuesto mis amados que la gran tribulación todavía no ha llegado; lo que ha sucedido en Puerto Rico, con todo lo grave que ocurrió, fue solo una sombra de lo que ha de suceder no solo en Puerto Rico, sino en todo el mundo, después que Nuestro Señor Jesucristo venga y arrebate a su iglesia primero y nos levante para encontrarnos con él en las nubes del cielo.   Después se cumplirán sus palabras en Mateo 24:21 donde leemos que él dijo: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

     Apreciados lectores, si un huracán pudo causar tanto daño y tribulación, imagínese lo que sucederá cuando estalle la Tercera Guerra Mundial de carácter nuclear; cuando muchas ciudades serán grandemente consumidas por el fuego; donde muchos hospitales y medicamentos serán destruidos; donde los afectados por graves quemaduras no podrán ser atendidos; donde la producción alimentaria será paralizada, pues los campos agrícolas estarán contaminados con radioactividad, lo mismo que el agua potable y millones morirán de hambre y de sed.  

     Súmele a eso la nube radioactiva desplazada por los vientos en el aire de un continente a otro haciendo que el aire esté contaminado y al respirarse se produzca cáncer por radioactividad en el ambiente; y súmele aestos horrores de una guerra atómica los terremotos que habrá en diferentes lugares, aumentando las penurias; entonces usted comprenderá por qué Jesús advirtió que tras el rapto de la iglesia, habría gran tribulación, cual nunca la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora.

     Oh mis hermanos, hay que estar preparados para el rapto de la iglesia en cualquier momento, porque Cristo pronto viene.    Él nos advirtió y exhortó mis queridos hermanos diciéndonos en Lucas 21:34-35 “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

     La razón primaria de la gran tribulación que vendrá, la da 2 de Tesalonicenses 1:8donde se dice que el Señor Jesús vendrá “en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;”   ¿Ya obedeció usted el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo,   amado amigo y ya conoce a Dios de manera personal por haber aceptado a Jesucristo de todo corazón como su Salvador y Señor?  Ojalá así sea, y si no, oramos que antes de que termine este día usted tome esta crucial decisión que lo afectará positivamente, eternamente,  y asegurará que usted no esté en esta tierra cuando el Señor la visite con juicio.  Oiga lo que se profetiza para Jerusalén a futuro y que se aplica también a toda la tierra, en Isaías 29:6 leemos: “Por Jehová de los ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor.

     La tierra será visitada con juicio por Dios.   Preguntamos: ¿se podría decir que en alguna manera Puerto Rico fue visitada con juicio con el paso del huracán María?   Antes de responder a esta pregunta, debemos explicar que nunca Dios visita con juicio una nación, sin antes visitarla con salvación o con oportunidades para la salvación.   Lo que le sucedería a la ciudad de Jerusalén, un juicio terrible, en el año 70 de la era cristiana, conmovió las entrañas del Señor Jesús y le hizo llorar de compasión cuando vio a la ciudad de Jerusalén rumbo a ella para ser crucificado por amor a nosotros para salvarnos de nuestros pecados.   En Lucas 19:44 leemos que él dijo refiriéndose a Jerusalén: “y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.

     La primera venida de Cristo fue un tiempo de visitación especial de gracia de Dios para Israel.    De salvación de Dios para Israel; de misericordia de Dios para Israel; de liberación espiritual y poder de Dios obrando de manera sobrenatural como nunca se había visto en Israel; de talmanera que en los evangelios leemos que cuantos tenían plagas con solo tocar el manto del Mesías Cristo, quedaban sanados; los endemoniados eran libertados y muchos enfermos fueron milagrosamente sanados con solo una palabra de la boca de Cristo o con el toque de su mano.   Oh, qué tiempo de visitación más tremendo fue ese, tanto que en Hechos 10:38, tras nacer la iglesia, Pedro el apóstol declaró: “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

     Oh, qué visitación de poder del Mesías de Israel para su pueblo; mas ¿cómo respondió este pueblo en el juicio infame ante Poncio Pilato?: “crucifícale, crucifícale; suelta a Barrabás y crucifícale”.  Pilato respondió: “Inocente soy de la sangre de este hombre”; y para colmo, el pueblo que recibió tantos milagros y beneficios de Jesús gritó “su sangre sea sobre nosotros”; y qué juicio más terrible vino después por el rechazo de su Salvador.   Jerusalén fue sitiada por el ejército romano al mando del general Tito, un sitio que duró dos años donde el hambre hizo que los padres se comieran los cuerpos de sus hijos que fallecían cuando ya no había pan.   En el año 70 la ciudad fue del todo arrasada con fuego, el templo destruido y los judíos dispersos por todo el mundo.  ¿Por qué?  Bueno, Jesús ya lo había predicho en Lucas 19:44: “...por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.

     Mi amigo, hay un tiempo en que Dios nos visita con el Espíritu de gracia para salvarnos, aprovéchalo y no endurezcas tu corazón al Dios de amor que te ama y murió por ti en esa cruz para salvarte.  Que la muerte no te sorprenda sin haber tomado tu decisión por Cristo que asegurará tu eternidad en el cielo.   Aprovecha este tiempo de la visitación de la gracia divina y de su misericordia para tu vida.  Dios visita tanto a individuos como a naciones para salvación porque no quiere el juicio y se duele del castigo.   

     Preguntamos otra vez ¿fue el huracán María una visitación de Dios con juicio para Puerto Rico?  ¿Acaso antes de este huracán no hubo una gran visitación de Dios para salvación por medio del evangelio y del derramamiento del Espíritu Santo y del poder de Dios sobre esta isla?  ¡Claro que sí!

     Conocida como la isla del encanto, los cristianos evangélicos la redefinieron como la isla del Cordero; y gloria sea al Cordero de Dios quien levantó a tantos predicadores y siervos de Dios y cantantes cristianos y ministros de la música que han sido de bendición a toda América Latina.  Pero después de la muerte del evangelista Yiye Ávila, que tanto predicó “Cristo viene, Cristo viene”,  ¿será que la iglesia cristiana puertorriqueña perdió la pasión por la venida del Señor, poniendo su mirada en las cosas terrenales, más que en las celestiales?     

     Yo no tengo todas las respuestas; lo único que sé es que nada sucede por casualidad, y nuestro Dios como omnipotente y soberano Señor tiene control de las fuerzas de la naturaleza; y en el caso del huracán María, yo veo por lo menos en la Palabra un triple propósito de parte de Dios.

     Propósito#1-  Enseñanza.   En Salmos 119:71leemos: “Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos.”  Hay cosas en la Palabra que solo pueden aprendersey que solo Dios puede enseñarnos cuando permite el dolor.    Hay lecciones que solo aprendemos con el dolor.  “Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos.”  

      Propósito#2-  para que el pueblo de Dios vuelva a la Palabra y guarde la Palabra.   En este mismo Salmo 119:67   leemos que David dijo: “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra.”  La aflicción que Dios permite, Dios la usa para llevarnos más a su Palabra y así ver en ella en qué punto nos hemos descarriado o fallado, para que entonces reaccionemos volviendo a la senda de la obediencia para guardar su Palabra y obedecerla.   Hay que volver a la senda antigua de la Palabra de Dios si nos hemos descarriado de ella.

Propósito #3-  de la visitación de Dios con el huracán María: para que el pueblo del Señor se santifique.  En Hebreos 12:11 leemos: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.”, pero escuche lo que dice el contexto de los versos 9-10: “ Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?  Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad

     El propósito final de la aflicción es acercarnos más a Dios, para conocerle más y para ser más santos como él es santo.   El reverendo Ravy Zacariah, un apologista cristiano contó el caso de un hombre cuya hija fue atropellada por el automóvil de un vecino en la misma calle donde vivían.   El carro iba a tan alta velocidad que la impactó, la arrolló y la mató al instante.   El shock fue tal que los vecinos por momentos ni querían ver debajo del auto el cuerpo mutilado de esa niña.  El corazón de su papá quedó destrozado.   Pero este hombre dijo después de un tiempo: “Si hay algo en toda mi vida que me acercó más a Dios fue esta experiencia tan traumática.

     Oh, mis queridos hermanos cuando oímos de catástrofes naturales, vemos por fuera la gente angustiada, pero no vemos cómo Dios está trabajando en su corazones, ya sea para atraer a sí a los pecadores, o para santificar a su pueblo.   Dios sabe lo que hace; Dios sabe lo que hace, y su gracia convierte lo peor en lo mejor para nuestro bien y nos acerca más aél.   En Salmos 34:18leemos: “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.

     Alabado sea Dios por esta gran verdad.   No la olvidemos ahora que estamos viendo algo de los principios de dolores.  Oremos para que el Señor cumpla su propósito en nuestras vidas hasta el momento que él venga a llevarnos en el rapto con gloria.  Lucas 12:40 exhorta: “Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.”