“En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas.”; así nos dice la Palabra de Dios en Isaías 29:18. Repito la última parte “...y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas.”, dice el Señor. ¿Nos preguntamos si esta profecía habrá de cumplirse en parte a través de la ciencia y la tecnología? Recién salió al mercado un invento que revolucionará las vidas de personas ciegas o con baja visión. Se trata de un dispositivo de visión artificial llamado “Orcam MyEye” que es una ayuda electrónica inteligente para que los invidentes entre comillas “puedan ver”.
El dispositivo se adapta a un lente, y tiene la capacidad de identificar el rostro de una persona, decir el nombre de esa persona y también puede identificar objetos, con información almacenada previamente. Orcam MyEye a través de un mini auricular insertado al oído, el dispositivo adaptado a la gafa, puede leer textos de un libro e incluso decirle al invidente que el billete que tiene en sus manos es un billete de diez dólares. ¿Qué les parece amables lectores? Orcam MyEye promete ser una gran ayuda para los discapacitados visuales a fin de que, como leímos en Isaías 29:18, sus ojos puedan ver en la oscuridad.
La pregunta es ¿quién desarrolló este fabuloso invento? La compañía Orcam tiene una oficina en los Estados Unidos y otra en el Reino Unido, pero la sede central donde está el laboratorio, donde se desarrolló este ingenioso invento, está en nada más y nada menos que en Israel. Un Israel que hoy por hoy está a la cabeza o vanguardia en tecnología; repito a la cabeza en ciencia y en tecnología.
Un Israel que en el pasado del Antiguo Testamento fue advertido por Dios a través del profeta Moisés que si desobedecían y caían en apostasía, yendo en pos de dioses ajenos, vendría sobre ellos la maldición, como ocurrió cuando los judíos fueron llevados cautivos a Asiria y a Babilonia antes de venir Cristo; y después de venir Cristo al rechazarle como Salvador y precioso Mesías, fueron llevados cautivos a todas las naciones. El Señor había dicho “maldito serás tú en la ciudad y maldito serás tú en el campo”, todo esto como consecuencia de la desobediencia. Pero escuche lo que dijo el Señor en Deuteronomio capítulo 28 si en los últimos días obedecían. En los versos 1-3 y 13 leemos: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo... Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo...”.
Mis amados, esa es la realidad de Israel hoy. En ciencia y tecnología, es cabeza y no cola. ¿Sabe usted quién fue el principal fundador de Facebook? Se lo digo, Mark Elliot Zuckerberg Kempner, que nació en 1984 en los Estados Unidos, coincidiendo con la fecha de independencia de Israel un 14 de mayo. Zuckerberg, practicante de la religión judía, desde niño fue criado como judío y a los 13 años fue iniciado en la ceremonia del Bar Mitzva para pasar a la adolescencia; y ¿qué decir del fundador principal de Google, Alexander Edwards Page, su mamá fue judía y el cofundador de Google nació en Moscú y es descendiente de israelitas; y cómo si esto fuera poco, el primer teléfono celular fue desarrollado por la empresa Motorola con ingenieros judíos en Israel, y la lista podría seguir. Oh, mis amados, Dios ha sido fiel en cumplir su Palabra, pues prometió como leímos en Deuteronomio capítulo 28, en el tiempo final colocar a Israel por cabeza y no por cola. Como esta promesa escatológicamente se va a cumplir ciento por ciento cuando Israel obedezca al Evangelio del Reino, y se convierta al Mesías Cristo en la Gran Tribulación, después del Rapto de la Iglesia, el hecho de que en muchos aspectos Israel es ya cabeza y no cola, nos indica que el retorno de Cristo para arrebatar a su iglesia de esta tierra impía antes de los juicio de la tribulación, está más cerca que nunca. Oh, Cristo pronto viene. ¡Alerta iglesia, Cristo está a las puertas!
En vísperas de su 70 aniversario como nación, hermanos míos tenemos a Israel como la señal profética más importante con un milagro quíntuple. Ya vimos el primer milagro, es decir, el milagro científico y tecnológico.
Veamos ahora el segundo milagro: el milagro climatológico. Antes del 14 de mayo de 1948, cuando fue creado el estado moderno de Israel, por siglos no llovía sobre Palestina. Pero, apenas llegaron los judíos y se fundó la nación, ocurrió un milagro en el clima. En Joel 2:23 leemos que el Señor profetizó “Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio”.
Oh mis queridos hermanos, Dios es fiel a su Palabra, y siempre cumple lo que promete. ¡Gloria sea a su nombre! La restauración de la lluvia temprana y tardía sobre el Israel moderno, trajo consigo otro milagro, el tercero: el agronómico. Observe que cuando las Naciones Unidas aprobaron la creación del Estado de Israel y partieron la tierra en una parte para judíos y otra para árabes, a los judíos se les entregó una parte no muy envidiable que digamos, con dunas y pantanos y una extensa área desértica. Pero las lluvias cayeron del cielo. Los pantanos fueron alterados, y la tierra seca y árida, por un lado recibió benditas gotas de lluvia temprana y tardía, y sumado a eso, los judíos descubrieron fuentes de aguas subterráneas, aguas que fueron canalizadas por tuberías a lo largo del desierto; y donde antes solo había cactus espinosos, ahora crecen frutas, entre ellas vides y naranjos; Israel es pionera en tecnologías agrícolas de avanzada a nivel mundial.
Oh, la promesa profética hecha por Dios se está cumpliendo en nuestros días ante nuestros propios ojos. Vea cómo el Señor resumió este milagro agronómico cuando en Isaías 41:19-20 dijo: “Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó”.
Oh mis amados, si ya estamos viendo este milagro agronómico que tendrá un cumplimiento pleno en el milenio, cuando Cristo reine, ciertamente vivimos en un tiempo cuando el arrebatamiento de la iglesia puede ocurrir en cualquier momento para que entonces después se cumpla todo lo que falta respecto a Israel. Oh, Cristo viene, Cristo viene. Pronto terminarán nuestras pruebas y lágrimas, pues tras sonar la trompeta, nos iremos de aquí y veremos a Jesús cara a cara, y estaremos para siempre con él. Oh, gloria a ti, bendito y precioso Jesús.
Ahora, vamos al cuarto milagro de Israel en víspera de su 70 aniversario: el milagro antropológico. Oh mis amigos, como dijera hace años el reverendo Samuel Schor en su libro titulado “La Nación Eterna”: “el judío es una prueba notable de la existencia de Dios, del Dios de Abraham, de Isaac y Jacob; y los judíos han sobrevivido a pesar del intento de destruirlos porque Dios tiene un propósito”, y así es.
El malvado Amán trató de exterminarlos en los días del rey Asuero, pero fueron librados por la providencia divina con Mardoqueo y la reina Ester. Hitler trató de exterminarlos en la Segunda Guerra Mundial. Mandó a seis millones de hebreos a los hornos y a la cámara de gas, pero no pudo exterminarlos, pues se multiplicaron y hoy hay más de trece millones en el mundo. ¿Sabía usted amable lector que es imposible destruir a Israel? A los que quisieran hacerlo, Dios lanza un desafío y en Jeremías 31:35-36 dice: “Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente”.
En otras palabras Dios dice a los enemigos de Israel, “si ustedes pueden alterar las leyes del cielo y evitar que el sol salga de día, o evitar que la luna y las estrellas se vean de noche, o evitar las mareas, entonces, Israel dejaría de ser”. Oh, pero alabado sea Dios, porque no hay mortal que pueda alterar estas leyes físicas, y tan cierto como el sol saldrá mañana, así de cierto los judíos estarán sobre este planeta hasta que Cristo vuelva para reinar sobre el mundo desde Israel.
En vísperas de su 70 aniversario, veamos ahora el quinto milagro, el más importante en cuanto a Israel: el milagro hipostático. La Biblia nos dice en Colosenses 2:9 “Porque en él (es decir, en Jesús) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,”. En otras palabras, Cristo es la unión hipostática de lo divino y lo humano. Dicho de otra manera, Cristo es el Dios eterno, creador del universo en cuerpo humano. Y ese cuerpo humano provino de una raza, la raza hebrea. En otras palabras, el Dios eterno y Salvador del mundo, es un judío, el judío más grande, el judío más rico, dueño de todas las riquezas del universo, y su nombre es Jesucristo de Nazaret.
Cuando su genealogía aparece en el evangelio de Lucas 3:23 nos dice que él era hijo de José como se creía. ¿Por qué? Bueno, porque la creencia popular era que José, marido de María, era el padre biológico de Jesús, pero sabemos que no fue así, porque fue el Espíritu Santo quien en realidad fecundó a María, una joven judía virgen, cuyo óvulo fue el material para el cuerpo humano de Jesús, pero al no ser fecundada por un esperma, sino por el Espíritu Santo, Jesús, a diferencia de nosotros, es el único ser humano que nació sin pecado y quien vivió la única vida santa y perfecta, lo cual era necesario para nuestra redención. Él fue ciento por ciento Dios, y ciento por ciento hombre. Por sus venas corría sangre judía, y a la vez era la sangre de Dios pura y sin pecado, la cual derramaría en la cruz para salvarnos y limpiarnos de nuestros pecados. Oh, qué misterio más grande mis hermanos, que la sangre que nos limpió y nos salvó era la misma sangre de Dios que se derramó cuando clavaron sus manos y sus pies. Oh, alábale porque esto es así mi hermano y gracias a esa sangre judía y divina, somos bendecidos en esta vida, y algún día iremos al cielo.
Oh, al ver a Israel hoy, recordamos que en esa tierra nació el que murió, resucitó y pronto volverá para ocupar el trono de David en Israel como Rey de reyes y Señor de señores. Se cumplirá entonces lo que el ángel Gabriel le dijo a María sobre el Hijo de Dios en su vientre. En Lucas 1:32-33 leemos: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
Al cumplir sus 70 años, muchos cristianos viajaron a Israel y a Jerusalén para festejar. Mi hermano, si usted no pudo ir, porque el boleto es caro, no se preocupe, hay una Jerusalén más importante, y es la nueva Jerusalén, la celestial, a donde Jesús ha ido a prepararnos lugar, y cuando suene la trompeta, él nos arrebatará para llevarnos allá, según Juan 14:3.
Amigo lector, no sea usted excluido de los que pronto serán llevados a la ciudad celestial por incrédulo. Apocalipsis 21:27 advierte diciendo: “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”. La pregunta es ¿está su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero? No le pregunté si está en una religión, o si asiste a alguna iglesia, le pregunté ¿si su nombre realmente está escrito en el Libro de la Vida del Cordero? De eso dependerá dónde usted pasará la eternidad: o en el cielo con Cristo si cree, o en el lago de fuego si lo rechaza. ¿Por qué allí donde estás, si aún no eres salvo, no clamas a él y le dices: “Jesús, yo creo que tú eres Dios hecho hombre, y que en la cruz sufriste el castigo que yo merecía al llevar mis pecados; perdóname, límpiame con tu sangre, sálvame, cámbiame y guárdame fiel a ti hasta que tú vengas por mí, amén”.
Amigo, confiamos que usted oró así con todo su corazón. Sirva al Señor, viva para él y espérele pronto, pues él dijo en Lucas 12:40: “Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”.