El 14 de febrero del 2018, el Día de la Amistad, ocurrió algo contrario a la amistad: una matanza por un tiroteo que hubo en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, ubicada en la ciudad de Parkland, en el condado de Broward estado de la Florida. El responsable fue un joven de origen hispano de 19 años de edad, Nikolas Cruz, quien disparó en el momento cuando los 3 mil estudiantes se aprestaban a salir del colegio. Doce murieron adentro, tres afuera, y dos fallecieron en el hospital; en total 17 víctimas lamentables, muy lamentables; tanto es así, que a familiares de las víctimas se les permitió una audiencia en la Casa Blanca con el Presidente. Y un padre de familia, con un gran sentimiento de disgusto, expresó: “Yo no voy a ver más a mi hija. Y el único lugar donde podré visitarla ahora será en el Cementerio del Rey David”.
Por otro lado, Sam Syfe perdió a un buen amigo entre las víctimas y visiblemente conmovido y con la voz entrecortada manifestó: “Seamos fuertes en este momento, ante estos que han caído y que ya no tienen una voz para hablar y ojalá nunca, nunca, esto suceda otra vez”.
Este triste incidente desató una ola de protestas a lo largo de la ciudad de Washington D.C. y en el mismo estado de Washington. En el Estado de la Florida, miles de estudiantes suspendieron las clases y marcharon hacia el edificio gubernamental del estado, y una joven estudiante que protestó dijo de manera muy emotiva: “El único propósito de un arma de asalto es matar, matar a cuantas personas sea posible. El AR-15 no es un arma de defensa, sino un arma de asalto, piensen eso. Yo no estoy tratando de privarles de su derecho a la segunda enmienda constitucional, ni tampoco estoy pidiendo que se eliminen todas las armas, pero no podemos proteger nuestras armas y dejar desprotegidos a nuestros niños”.
Amables lectores, aquí estamos frente a una terrible paradoja, porque la segunda enmienda que permite tener armas para defenderse, es la que hizo posible que Nikolas Cruz pudiera comprar la semiautomática AR-15. Después de arrestado, la policía analizaba las páginas en Internet que él visitaba, y encontró que en las redes sociales Cruz había dicho en septiembre pasado “tengo ganas de matar gente con mi AR-15”. El FBI investigó a través de una alerta de alguien por YouTube, pero no encontró nada; y bueno, ocurrió lo que nadie esperaba ese 14 de febrero después en el Colegio de Parkland.
Lo irónico de todo esto es que Nikolas Cruz había participado en un entrenamiento militar para jóvenes, donde obtuvo óptimas calificaciones. ¿Cuál es la solución para evitar que esto se repita? ¿Aumentar de 18 a 21 años la edad para comprar armas, o demorar la entrega de las mismas?; luego de la solicitud, como algunos sugieren, no va a resolver el problema. Eliminar las armas, ni pensarlo. El National Rifle Association (NRA), la Asociación Nacional de Rifles, tiene un fuerte lobby en el Congreso, pues es todo un negocio que justifican con la segunda enmienda. Así es que ni pensar que se van a eliminar las armas.
Esto se confirma por lo que declaró el congresista republicano Randy Fine quien dijo: “La razón en los Estados Unidos por la que tenemos derecho a portar armas es para protegernos de cualquier intento del gobierno de limitar nuestro acceso a las mismas para que podamos defendernos”.
Mis queridos amigos y hermanos, me sorprendí cuando me enteré que el total de armas de asalto semiautomáticas ya vendidas AR-15 alcanza la cifra de cinco millones; ¿qué les parece? Ya no hay vuelta atrás, ni manera alguna de impedir que otro loco salga a disparar por allí. Pero cuando ya no hay soluciones acá abajo, lo que hay que hacer es mirar para arriba y buscar soluciones de arriba del Dios del cielo.
Oiga lo que dice el profeta Isaías en el capítulo 26:9 “Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.” Es como si el profeta hubiera dicho “Porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo miran para arriba y aprenden justicia, es decir, aprenden a hacer lo que es correcto, y en este caso lo correcto es volverse al Dios del cielo, a ese Dios que sacaron fuera de las escuelas de los Estados Unidos”.
La gran tragedia ocurrió al inicio de la década de los años 60, cuando el entonces presidente John F. Kennedy, un católico humanista, antes de que lo asesinaran urgió al Congreso a aprobar una ley que prohibiera la lectura de la Biblia, la Palabra de Dios, en las escuelas públicas de Norteamérica. Una ley de física dice que todo vacío tiende a llenarse, y cuando se dejó un vacío al sacar la Palabra de Dios de las escuelas, ese vacío entonces lo llenó Satanás. O es Dios o es el diablo. ¿Entiende usted ahora por qué los demonios de violencia se han infiltrado en la sociedad y en el sistema educacional norteamericano?
Si un maestro o profesor cita la Biblia y habla de Dios Jehová como el Creador del universo, y de Jesucristo el verbo, quien lo hizo todo y que es Señor de señores, Salvador y Rey de reyes, a quien tendremos que dar cuentas, a ese profesor lo expulsan por traer la Biblia al salón de clases; pero si ese mismo profesor comienza a hablar del origen de la vida y del universo, apoyado en la disparatada teoría de la evolución, eso está bien y nadie protesta. Es como dicen las Sagradas Escrituras en Romanos 1:22 “Profesando ser sabios, se hicieron necios...”.
A pesar de que la mera naturaleza nos indica de manera biológica, incuestionable que hay dos sexos definidos y necesarios para la procreación, el masculino y el femenino, ahora en este postmodernismo que vivimos en las escuelas no solo en los Estados Unidos, sino casi en todo el mundo, maestros, profesores, y libros de texto nos quieren enseñar que la sexualidad es una cuestión de orientación y preferencia y no algo definido que nos dio el Creador. Nos preguntamos si el tiroteo en el colegio de Parkland ¿no será una de las señales del tiempo del fin indicándonos que Cristo ya viene por su Iglesia, y que después del rapto muy pronto vendrán los juicios del periodo de la gran tribulación?
Mire amigo y hermano, todavía no ha sonado la trompeta del rapto, ni han comenzado los juicios de los siete sellos, de las siete trompetas, y de las siete copas apocalíptica de la ira divina; todavía no se está dando esto, pero en este momento que les hablo ya hay un juicio de parte de Dios y es lo que yo llamaría, conforme a la Palabra, “el juicio del abandono”. Escuche esto claro, cuando una sociedad, una nación, o individuos de esa nación abandonan a Dios ignorando sus leyes morales, ¿qué hace Dios? Él sencillamente los abandona a su pecado y permite que cosechen todas sus consecuencias trágicas, llámese enfermedades venéreas, llámese el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), la plaga que se desató cuando las prácticas homosexuales aumentaron en la década de los años 80 y 90.
Si usted lee bien Romanos capítulo 1 va a encontrar que repetidas veces aparece la frase “que Dios los entregó”, o en otras palabras el “Señor los abandonó a tal o cual práctica”. Por eso hablé del juicio del abandono de Dios. Preste atención a los siguientes versículos de Romanos capitulo 1:24, 26, 27 y 28 En el versículo 24 leemos “ Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,” Luego el 26 añade “ Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,(es decir, el lesbianismo)...”.
Ahora note lo que agrega el versículo 27 “y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres (es decir gays), y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.” Y finalmente el 28 agrega “ Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;”.
Oh mis amados lectores, todos estos versos comprueban el juicio del abandono de Dios al hombre que peca repetidas veces y no se arrepiente de su maldad, de su perversidad y es entregado a las consecuencias del pecado y al dominio del mismo Satanás. Es como si Dios dijera: “hombre pecador, quiero el bien para ti, pero si insistes en hacer lo malo, entonces el mal con enfermedades, anarquía, violencia, caos y muerte, si eso es lo que buscas al abandonarme y despreciar mis leyes santas, eso vas a conseguir”.
Oh mis carísimos amigos, Dios es santo y justo, por eso Él está juzgando el pecado ahora con el juicio del abandono; pero también es Dios misericordioso y clemente, grande en misericordia y que anhela perdonar. Por eso, aun las tragedias que el mismo hombre se busca, Dios las permite y usa para que de alguna manera el hombre reflexione, recapacite y se vuelva a Él en arrepentimiento y fe.
Oiga lo que el Señor habló a su pueblo Israel en el Antiguo Testamento cuando incurrió en la apostasía y se apartó de Él. En el libro del profeta Amós 4:9-11 leemos que el Señor dijo: “ Os herí con viento solano y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová. Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová. Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová”.
Parafraseando todo esto es como además si Dios dijera a Norteamérica “permití los atentado del 9-11 y no os volvisteis a mí. Por vuestro pecado permití varios tiroteos, incluyendo el del colegio de Parkland, Florida, y no os volvisteis a mí. Y ni siquiera pensaron en restaurar la lectura de la Biblia, mi Palabra, en las escuelas. ¿Qué más tendré que permitir para que os volváis a mí? Será acaso necesario un accidente o un sorpresivo ataque nuclear?”. Oh, mis hermanos y amigos, nada sucede por casualidad. En cada evento que sucede por más negativo que sea, Dios que es bueno, de alguna forma lo encamina para bien, y el anhelo final de Dios es que el hombre se vuelva a Él.
Oh mis amados, no fue casualidad que exactamente siete días después del tiroteo en el colegio de Parkland, Florida (siete en la Biblia es número de la plenitud divina), siete días después de ese tiroteo, partiera a la presencia del Señor el evangelista Billy Graham, quien murió a sus 99 años precisamente en un momento cuando Dios está diciendo a los Estados Unidos y al mundo “volveos a mí, volveos a mí”. El doctor Billy Graham, reconocido como embajador de Cristo a todo el mundo, dejó escuchar la voz de Dios y el llamamiento de Dios al final de cada uno de sus mensajes en sus cruzadas. Una y otra vez al concluir, él daba su llamamiento diciendo “quiero que usted se ponga de pie, ahora mismo, y diga: yo quiero que mis pecados sean perdonados; quiero a Cristo en mi vida; yo quiero recibirle como mi Señor, como mi maestro, y como mi Salvador. Yo quiero su amor, su gozo, su paz y su perdón”.
Oh mis amados, este es el mensaje que tenemos que predicar ahora, más que otra cosa: que solo Cristo salva, que solo Cristo es la solución y es la respuesta a las más profundas necesidades del ser humano. Billy Graham fue un hombre humilde que con temor de Dios entregaba la Palabra, consciente de la gran responsabilidad que tenía en sus manos. En una ocasión él dijo lo siguiente: “Siempre que iba al púlpito a predicar, con temor y temblor, y con sudor en las palmas de mis manos, hablaba de asuntos muy serios como lo son la salvación y aspectos religiosos a una audiencia, y hablar claramente acerca del cielo, el infierno y de que tienes que tomar una decisión por Cristo”.
A todo eso nosotros decimos un fuerte amén, y amén. Oh amigo así es. Escucha lo que el Señor le dijo a Israel y nos dice también a ti y a mí en Isaías 44:22 “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí”. Es como si el Señor te dijera amigo “en la cruz yo pagué un precio para salvar tu alma del castigo eterno. Derramé mi sangre preciosa para limpiarte de todos tus pecados, vuélvete a mí, porque yo te quiero redimir”.
¿Por qué allí donde estas no inclinas tu cabeza, si puedes, y di esta sencilla oración?: “Señor Jesús, ahora entiendo que en medio de todos mis problemas y dificultades que estoy atravesando tú me estás hablando para llamar mi atención para que me vuelva a ti. Perdona toda equivocación, todo error, toda cosa mala que pensé, que dije y que hice. Lava toda mi maldad con tu preciosa sangre, salva mi alma, cambia mi vida, hazme una nueva persona y escribe mi nombre en los cielos. Ayúdame a vivir para ti desde hoy en adelante hasta que tu vengas por mí, amén”.
Amigo, confiamos que usted oró así de todo su corazón. Recuerde que Lucas 12:40 exhorta: “Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá".