Desolador, panorama desolador. Así podría describirse las islas de Bahamas tras el paso del potente huracán Dorian a principios de septiembre del 2019. “Las Bahamas han quedado irreconocibles. La isla que era un paraíso turístico parece ahora un paraíso perdido. En la isla de Ábaco, la fuerte tormenta unida a los fuertes vientos arrastró las aguas del mar hacia tierra adentro y desde el aire y por las imágenes vía satélite, lo que antes era tierra firme ahora está todo sepultado o cubierto por las aguas”, dijo el corresponsal Morgan Chester de la NBC Nightly News.
En la isla contigua Gran Bahamas, la inundación se dio tan rápido que Thomas Allen, un periodista local, testificó: “Las aguas entraron y en 30 segundos ya cubrían mis pies, y a los dos minutos sobrepasaban mis rodillas. Salí de la casa y pude sobrevivir porque las aguas llegaron hasta mi pecho hasta que recibí ayuda”.
Mientras que el Primer Ministro de Bahamas, Hubbert Miniss, señaló: “Al trasladar 25 personas damnificadas, desde Ábaco hasta la Capital en Nassau, dos de estas personas fallecieron, aumentando el total de víctimas fatales a siete y esta cantidad podría aumentar”.
Mis queridos lectores, estamos presenciando con todo esto parte del cumplimiento de lo que la Palabra profética de Dios anticipó y describe para este tiempo final. En Romanos 8: 22 leemos: “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora…”. Y que no dolores y angustia produjeron la amenaza de Dorian a toda la costa este de los Estados Unidos, forzando la evacuación preventiva de un millón de personas en los estados de Florida, Georgia y Carolina del Norte, que vivieron tan solo un susto, porque solo la cola del huracán pasó por allí.
La ayuda en principio a través de los helicópteros no pudo darse ya que todos los aeropuertos estaban bajo las aguas. Una vez estas bajaron comenzaron las operaciones de socorro para 60 mil personas que de manera urgente necesitaban alimentos y agua purificada.
Se calcula que un 45% de todas las casas fueron dañadas o quedaron gravemente averiadas. Barriadas y vecindarios enteros quedaron anegados bajo las aguas. Es importante resaltar que Dorian fue el huracán más potente, en azotar a las Bahamas con vientos superiores a 200 km por hora sostenidos por dos días consecutivos, ¡todo un récord! Y esto nos recuerda que hace dos años, hubo otro huracán, el huracán María, que también rompió récords pues fue el más potente y devastador en la historia de Puerto Rico.
Y hablando de tierra, este es un planeta tierra que agoniza, con dolores de parto como señalamos al inicio según Romanos 8:22. Ahora bien, biológicamente hablando, los dolores de parto en una mujer son una señal de que está a punto de dar a luz, señal de que una criatura va a nacer. Y la Biblia habla de dolores de parto que sufre este planeta en agonía con huracanes, terremotos, desastres naturales y crisis sociales como una señal de que va a nacer, en este caso no un niño, sino una nueva era de liberación para la humanidad, gracias a Aquel Bendito niño de Belén que nació hace 2 mil años en un humilde pesebre, que luego murió en la cruz y derramó clavado a ella su sangre preciosa para limpiarnos y salvarnos de nuestros pecados, que resucitó y que pronto volverá como Dios e Hijo del Hombre para cumplir la profecía que está Escrita en Isaías 60:2, en donde el Señor dice: “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.”
¡Que gloriosa promesa profética tenemos aquí! Cuando hay dolores de parto la criatura que está en el vientre materno está en oscuridad, y solo verá la luz cuando la madre lo da en alumbramiento. De igual manera, antes que nazca la nueva era del milenio que Jesús traerá, el mundo por ahora y hasta entonces permanecerá en la oscuridad del pecado, de la maldad y en tinieblas de iniquidad, tinieblas que se volverán más densas en los días posteriores al rapto de la iglesia, al agravarse la apostasía de la humanidad incrédula al Evangelio y que le rendirá adoración blasfema al diabólico anticristo que se levantará para engañar y perder las almas de los hombres por millones.
Por eso, el Señor dijo en Isaías 60:2 “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones”. Pero la otra mitad de este versículo es la parte bella, pues implica un nacimiento luego de los dolores de parto de la creación que gime, sufre y ha sufrido tras el paso de los huracanes María en Puerto Rico, Dorian en las Bahamas y otros que vendrán. Pero aquí viene lo bonito, en la segunda parte de Isaías 60:2 el Señor agrega y dice: “más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.”
Esta promesa se refiere primariamente a Israel, al remanente de creyentes judíos que se convertirán al Mesías, durante el periodo de la tribulación. Sobre ellos amanecerá Jehová pues Cristo Jesús en persona le dará a Israel un nuevo amanecer, un nuevo día de redención y de gloria cuando Él aparezca sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria, descienda y pose sus pies sobre el Monte de los Olivos como se anticipa en Zacarías 14:4. En ese momento, se cumplirá Isaías 60:2 y sobre Israel será vista la gloria de Jehová en Cristo Jesús El Mesías. En verdad el retorno de Cristo traerá un nuevo amanecer para Israel y para el mundo.
¡Se acerca un nuevo amanecer! ¡Viene un nuevo amanecer! Un nuevo día en el que el sol saldrá y no habrá más sufrimiento, ni pecado ni maldad. Así cómo en cada amanecer sale el sol, así Cristo cuando venga será como el sol que resplandece trayendo un nuevo día, un amanecer de gloria para todos aquellos que en Él cree, tanto en Israel como en todas las naciones.
Este nuevo amanecer que viene significará tres cosas:
1. Para Israel significará el fin de su sufrimiento durante la gran tribulación. Cuando aparezca Cristo, el sol de justicia, y descienda para reinar. En Malaquías 4:2 el Señor le dice a Israel: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.
2. Para la Iglesia (nosotros) el nuevo amanecer significa el día en que sonará la trompeta del rapto, cuando Jesús vendrá para arrebatarnos y llevarnos a estar con Él por siete años en el cielo, mientras la ira terrible de Dios se derrama sobre un mundo impío y pecador. Pronto viene para ti y para mí, un nuevo amanecer, en el cual veremos cara a cara a Aquel que nos amó y lavó nuestros pecados con su sangre. Como está escrito, los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con las glorias que vienen; se acerca para ti un nuevo amanecer, un nuevo amanecer viene, Cristo pronto viene.
3. Un nuevo amanecer se aplica al pecador que se arrepiente de corazón y acepta a Cristo como su Salvador personal y Señor. Cuando Cristo realmente llega al corazón de una persona, hay un cambio en esa persona desde ese día en adelante. Y ese cambio lo produce la Palabra de Dios cuando impacta el corazón. Te pregunto ¿has cambiado tú por el impacto de la Palabra de Dios? ¿Ya te amaneció el día de salvación con Cristo, el Sol de Justicia, ¿resplandeciendo en tu corazón? En Isaías 8:20 leemos: ¡A la ley y al testimonio, si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido!”. La Ley aquí significa la Palabra de Dios, y si tú no puedes testificar de que esa Palabra te ha cambiado, eso significa que aún no eres salvo, que todavía no te ha amanecido el día de Salvación y corres el peligro de perderte eternamente si no recibes a Cristo hoy.
Hace 46 años, en 1973 siendo un joven universitario de 20 años, Cristo me salvó después que su Espíritu Santo me guió a leer los Evangelios durante tres meses. Él me iluminó y pasé de tinieblas a luz, y de muerte a vida cuando me dio la fe para creer en su glorioso Evangelio.
Hoy puede ser para ti un nuevo amanecer de salvación, de vida nueva y de vida eterna si tu vienes a Jesús, tal como estás. ¡Arrepiéntete y cree y rinde tu corazón a Cristo ahora! Para que él salve tu alma hoy y puedas participar mañana del nuevo amanecer de Gloria eterna en el cielo, cuando Cristo venga a llevarse los que son de Él, así sea, Amén. Lucas12: 40 exhorta: “Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”.